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El 20 de mayo celebramos
a unos seres clave para la vida en la Tierra, las abejas, ocasión ideal para ayudar
a preservar la famosa melipona beecheii de Yucatán.
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En Yucatán podemos ser
testigos de una actividad que desde hace al menos siete siglos se practica en
la península: la meliponicultura o cosecha de miel.
Les tenemos una gran
noticia a todos aquellos viajeros que están en búsqueda constante de
experiencias significativas. Hoy, al recorrer Yucatán, podemos ser testigos y
apreciar una actividad que desde hace al menos siete siglos se practica en la
península: la meliponicultura o cosecha de miel de una abeja única con la que
los antiguos mayas sabían trabajar muy bien y a la que conocemos como melipona beecheii.
Una tendencia que ha
cobrado mucha relevancia en viajeros del mundo, sobre todo por lo observado
durante la pandemia y las consecuencias derivadas del largo encierro, es cómo podemos
ser más respetuosos con la naturaleza luego de corroborar la magnitud del
impacto que ocasionamos en los ecosistemas y la necesidad de hacerlos más sostenibles.
Así, cada vez más gente se preocupa en consumir y disfrutar escenarios
naturales con responsabilidad social y ecológica; es un turismo con causa,
sustentable.
Y es aquí donde entran nuestras
apreciadas abejas meliponas.
Única
entre miles
En Yucatán un turista consciente
puede recibir vivencias estimulantes todo el tiempo. Si eres uno de ellos y te
adentras en el reino de la beecheii irás de sorpresa en sorpresa pues, para
empezar, comprobarás que de entre las 20,000 especies de abejas que existen en todo
el mundo, en el continente americano se desarrolló un género llamado Meliponinae o melipona, cuyo aguijón es
diminuto, atrofiado, y en parte por ello sus miembros tienen un comportamiento
no agresivo y son productoras de una miel singular, diferente a la que solemos
conocer de la especie Apis mellifera
que introdujeron a América los ingleses y españoles en el siglo XVII (¡esas que
sí que se defienden clavando su aguijón!)
La pacífica abeja beecheii
se distingue por eso y otras cosas más, como su dieta es ultraselectiva, a
diferencia de la Apis mellifera que
vemos revolotear en muy variadas fuentes vegetales que contienen néctar o dulce,
la pequeña melipona de Yucatán obtiene su sustento de flores que germinan en la
ceiba o yaaxché, como le llamaban los
mayas a este árbol para ellos sagrado, además de otros cuyas propiedades
medicinales son bien identificadas en el saber tradicional como el balché, el
chaká o palo mulato, el dzidzilché y muy especialmente, unas yerbas trepadoras
que la gente arranca de sus cultivos pero cuyas flores amarillas las beecheii
adoran: el tahonal, que suele crecer al lado de las carreteras.
Deliciosa
y curativa
Gracias a la preferencia de
abrevar el néctar de árboles y plantas que durante generaciones han servido
para curar diversos males, la miel de las beecheii tiene propiedades únicas.
Desde el saber antiguo maya que se sustenta hoy con investigaciones científicas,
a esa miel se le atribuye eficacia para combatir, por ejemplo:
-
Crecimiento
de catarata o glaucoma.
-
Infecciones,
conjuntivitis, heridas.
-
Dermatitis,
ayuda a regenerar tejidos (la industria cosmética la usa para hacer cremas y
mascarillas).
-
Gastritis,
úlceras y heridas internas.
-
Anemia,
la miel es usada como complemento alimenticio.
-
Enfermedades
graves, ayuda a enfrentar algunos tipos de cáncer.
Así que además de
sabrosa, es una herencia saludable.
Turismo
sustentable
La especialista en
meliponarios Andrea Figueroa, de Miel Nativa Kaban, sugiere que para preservar
el ecosistema de todas las abejas no hay que atentar contra las floraciones que
las dotan tanto de polen como de néctar. Si las queremos ayudar de verdad, sugiere
que cultivemos plantas y flores propias de la región donde vivamos, pues no
todas las abejas se nutren de cualquier especie vegetal.
Figueroa aporta más datos
sobre la peculiaridad de la miel de la beecheii. Por ejemplo, una colmena apenas
produce dos litros de miel al año, cuando una de Apis mellifera puede fabricar hasta 60. De ahí que el precio de la
miel melipona sea mucho más alto que el de la europea. Otra singularidad de la
miel de la abeja yucateca es que no siempre sabe exactamente igual; unas veces
es muy cítrica y otras dulce, pues como les sucede a los vinos, depende de las
condiciones del terreno de donde se abastecen las abejas, el clima, las
floraciones y la pureza que quiera conservar el apicultor.
Desde Miel Nativa Kaban,
gente como Andrea trata de propiciar que, con buena información, los turistas y
consumidores aprecien las peculiaridades de la miel de la beecheii y colaboren
a hacer una economía sustentable. Este turismo solidario brinda alternativas
económicas para las comunidades campesinas, genera ingresos complementarios y contribuye
a defender y revalorizar los recursos culturales y naturales de las
localidades.
En Yucatán hay
productores de miel de meliponas en varios puntos del estado. En Sinanché, por
ejemplo, una cooperativa permite disfrutar de un apiturismo a través del cual
podremos catar las diferentes mieles, conocer meliponarios y colmenas de otras
abejas; experiencias semejantes se dan en el Pueblo Mágico de Maní –incluso hay
una ruta de meliponarios llamada Xunáan– o en la hacienda Chablé Resort &
Spa.
Así, de la mano con apicultores
locales y gobierno con el impulso del gobierno estatal y manteniendo prácticas
de comercio justo a través de la miel, jabones y cremas, se crea “una cadena
que implica cuidar tanto el ambiente de las abejas como el ingreso económico de
las familias de los pequeños productores”, explica Andrea Figueroa.
La idea es que un
consumidor bien informado y conocedor del entorno puede, además de atesorar una
experiencia memorable, contribuir a sostener el hábitat de las abejas, apoyar a
las comunidades que viven de ello y disfrutar de productos saludables y
deliciosos.
Todo lo anterior en la
entidad más segura del país, que además ofrece medidas y protocolos de bioseguridad
que cuentan con el aval internacional Safe Travels del Consejo Mundial de
Viajes y Turismo, lo cual permite generar “burbujas sanitarias” para que los
visitantes se sientan tranquilos y puedan disfrutar de una grata estancia.
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