Food of War es la nueva curaduría que
tendrá el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá entidad cultural de UNIMINUTO y
que, a través de la perspectiva de 25 artistas, quiere analizar cómo la comida
encierra la complejidad de conflictos familiares, sociales, políticos y
culturales. La exposición está liderada por el colectivo internacional Food of
War quienes desde hace 10 años recorren el mundo realizando investigaciones
sobre situaciones en las que la comida es el elemento conector o de disputa.
Food Of War. La
política, los conflictos y la comida, encuentran convergencia en esta curaduría
que pretende ser un escenario de discusión, sobre los conflictos actuales y
pasados de nuestra sociedad que pueden ser claramente identificados en cada una
de las piezas que estarán a partir del 15 de noviembre expuestas y que traen
curiosidades como una serie de fotografías del estado actual del cerebro del
Caudillo colombiano Jorge Eliecer Gaitán, el cual se asemeja al chocolate;
la transformación de comunidades indígenas y su dieta alimentaria después de la
firma del tratado de paz y la fragilidad actual de este acuerdo, representada
en una escultura realizada en sal.
Esta
vibrante muestra acerca al público a la estrecha relación que la comida tiene
con los conflictos de cualquier índole que aquejan a Colombia, representados a
través de la manipulación de los alimentos para convertirse en piezas
artísticas. Este trabajo lo ha venido realizando el colectivo internacional
Food of War (Comida de Guerra), quienes durante de 10 años han recorrido el
mundo investigando y respondiendo a narrativas contemporáneas que se centran en
esta relación gastronomía – conflicto; para esta única oportunidad de
conocer su investigación sobre Colombia, se reúnen 26 piezas emblemáticas en el
espacio del MAC Bogotá para brindar a los visitantes una “ópera multisensorial”
que abarca el conflicto colombiano desde un punto de vista que ha sido poco
explorado: La comida.
El
Colectivo Food Of War, describe su curaduría: “Durante un período de tres
meses, el Museo de Arte Contemporáneo de Bogotá se convierte simbólicamente en
la mesa en la que se invita a todas las voces a sentarse juntas para compartir
cada una su parte en esta vasta narrativa que ayuda a desentrañar el denso nudo
que es la historia colombiana, que en última instancia es una historia global.
Las obras deben ser consumidas y digeridas para que la audiencia comparta una
cultura interna y se vea a través de los ojos del otro. Es una invitación a
encontrar nuevas formas de vivir a través de una comunicación abierta,
comenzando con el simple acto de compartir en la mesa”.