Paracuses visuales y pedagogías equívocas:
la fabricación de los hechos
En Relevo
pausado,
2019, grandes lienzos horizontales que cuelgan de varillas como carteleras
didácticas conforman unos «exhibidores», esculturas hechas de pinturas que en
sus proporciones y disposición recuerdan muebles de un museo de ciencia. Las
figuras no tienen un referente específico, pero nos recuerdan imágenes de
experimentos sobre electromagnetismo, diagramas representando alternadores y
bobinas, y tensiones entre polaridades. Así no representen específicamente nada
reconocible y hayan sido creados más que recreados,
el ojo/mente trata de darle sentido a estos paracuses
visuales a partir de lo que percibimos, lo que sabemos, y lo que creemos saber.
«Cada malaescucha es una invención original», afirma Oliver Sacks; «lo que es
extraordinario es que, en primer lugar, se nos presentan como palabras o frases
claramente articuladas, no como mescolanzas de sonidos. Uno malentiende en vez de dejar de oír». En este
conjunto de trabajos de Lorena Espitia, en vez de dejar de ver, estamos malviendo.
Esta exposición es el resultado de la residencia de la artista
Lorena Espitia (Bogotá, 1983) en FLORA ars+natura, gracias a una beca otorgada
por Artecámara 2018. Durante el 2019 Espitia participó del programa de estudios
independientes Escuela FLORA.
José
Roca
Volveré a nacer si me muero es una colección de objetos, de piezas con una carga afectiva
significativa, donde dibujos, fotografías, canciones, serigrafías y textos se
acompañan y dialogan entre el humor, el drama, el amor, el desamor, el hastío y
la vulnerabilidad.
Conviven en el espacio expositivo
tres grandes temas por los que todos nos hemos preguntado más de una vez: El
amor, la muerte y Dios, cualquiera que sea la idea que tengamos de él; porque
también tenemos oraciones personales para no morirnos a veces, para que no se
nos muera el amor, el trabajo, la familia, los amigos, las cosas, los
instantes. Pequeñas plegarias, triquiñuelas que nos inventamos para rezar a los
dioses que hemos construido a nuestra imagen y semejanza, que nos acompañan en
esta parte del viaje y que nos susurran al oído: «volveré a nacer si me muero
para quererte, volveré a nacer para no olvidarte».
Maria Avila Leubro
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